en
/
es

20 años no es nada

Barcelonesa de nacimiento, almeriense hasta la médula, generación X, madre de dos y 20 años como asesor fiscal. Pero 20 años no es nada.

Llegada a este punto lo que menos me apetece es hacer un feedback (que pereza) sino un feedforward (esto sí). Porque si algo he aprendido, es que mejorar mis capacidades con la experiencia del pasado beneficia a mi equipo y a los que cada día depositan su confianza en nosotros.

Que esto de la fiscalidad no es nada fácil. Que hay veces que puedes llegar a creer que cuanto más estudias menos sabes. En ocasiones la situación es tan surrealista como que la misma persona que en la Universidad me enseñó que la remuneración del trabajo es un gasto empresarial, me dice 20 años después que si el que trabajador también es administrador puede que el gasto ya no lo sea. Qué cosas. Y es que, a veces, las políticas fiscales son políticas «políticas» y echan por tierra hasta la teoría económica más elemental. Así que mi capacidad para la adaptabilidad ha sido de obligado cumplimiento, porque sí, porque en esta profesión o te adaptas o desapareces.

Y aquí sigo, con la perspectiva de un futuro económico mundial que se me antoja apasionante por desconocido y pendiente de regular. La internacionalización, la economía colaborativa, la innovación tecnológica, la robótica o las nuevas reglas del juego que exigen la generación de millenials me absorbe y desafía en la multitud de casos que en mi trabajo se plantean cada día. Y no pienso perderme ni un capítulo de esta nueva revolución, así que allá voy, a por otros 20, que 20 años no es nada, pero 40 sí. Nos vemos en el camino. Mercedes Rico.